martes, 13 de noviembre de 2012

Fuiste el origen de mi insana adicción a las madrugadas, a la noche, al tequila y al humo de tu cigarro.
Después llegó la adicción a tus ojeras, a la cafeína y a tus sonrisas rotas.


¿Tu olor? No me hables de eso; mi cama aún huele a ti. A tus lágrimas, a alcohol, a tu espalda desnuda sobre las sábanas, a susurros y a la última vez que la deshicimos juntos.

Y yo. Yo...

Cientos de tus "te quiero" se escapan por cada uno de mis poros.


Pero te recuerdo, tus labios de escarcha y tu mirada de hielo iban de maravilla con el ron de mi vaso.

Tantas de tus sonrisas eran la mejor medicina para mis rotos.
Y si hablo de rotos, por favor, olvida toda esa ropa tirada y deshecha en el suelo, porque sigue ahí, con tu "adiós" y mis putas ganas de quererte.

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