domingo, 28 de octubre de 2012

Un segundo -solo uno- antes de volar.

Aquella vez, mientras tú te dormías tan poco a poco y yo me quedé hablando, 

desgastándome la voz entre tus sueños y mis incertidumbres,

y ni siquiera estaba drogada pero sabía disimularlo muy bien, y nada dolía en ese momento.
Cerrando los ojos y hablando de dormir en la arena, con las olas del mar despeinándote las ojeras y la tierra debajo, un planeta de materiales y sentimientos debajo de nuestros cuerpos, y tú te dormías mientras yo te decía que no había mejor paisaje que esa media sonrisa que siempre llevabas puesta a la primera cita.

Y yo buscando palabras para resumir esa historia que nunca ocurrió,


...las canciones de amor y triste que escribiste al verme son otra forma de quererme sobre un papel y poder, así, perderme... 

Y tú te dormías entre el ruido y la ira, cruzabas esa línea que separa la magia de los trucos baratos, te hacías paréntesis en mitad de un silencio, manchabas todo de sueños,

apestabas a poesía


y yo seguía inventándome palabras para que ya nunca terminara ese momento en que el mundo tampoco se detenía y giraba.

 Mientras, ajeno y vestido de ola, te dormías.

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