lunes, 24 de septiembre de 2012

La luna está celosa de ti.

 Se apaga, y entonces tú me enciendes. 
Te extraño. Sí, ahora eres como un extraño.  Si lo pienso, siempre lo fuiste, siempre lo has sido.

Sin sentido y sin destino. Sin mapas que me ayuden a no perderme. A no perdernos.
Pero con delirios. Algo de alcohol. Algo de sangre en las venas.
Textos. Comiendo techo. Recordando tus besos. 


La luna me sigue mirando por la ventana. Me clava unos ojos que no existen pero que siento quemándome la piel.

Demasiada altura. Cierra la persiana. Tu olor en mi cama. Madrugadas. Insomnio. Insomnio. Insomnio.
Droga, sálvame, haz que me pierda o que (te) olvide. Pintarme un tiro en la luna. Soltar el humo, los latidos y hasta la última gota de oxígeno.
Que me pinte la raya de los ojos reflejándome en tus pupilas. Que me grites. Que te insulte.
 Que me empujes. 

¿Mañana? No lo pienses. No se te ocurra pensarlo.

 ¿Ayer? Mejor olvida. Duele y no sirve de nada.

 Hoy.

Pulmones negros.  Corazón negro. Roto.
 Nubes grises. Locura incolora pero con sabor,¿quieres probarla? 

¿Y si te cansas? Ven.

Yo no voy a irme nunca.

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